Desde hace unos años, uno de mis sueños ha sido montar una pequeña librería, y poder vivir de ello, trabajando entre libros y con gente que los aprecie tanto como yo. La verdad es que después de leer este libro me lo estoy replanteando. He aprendido varias cosas: 1. Es peligroso leerlo al mismo tiempo que se come o se bebe; el riesgo de atragantamiento es realmente alto. 2. Me encantan los libros que consiguen sacarte una sonrisa, hacerte reir, estar triste y tener miedo, todo al mismo tiempo; y este lo consigue. 3. Me temo que Ray Bradbury tenía razón cuando decía: "porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe". Esa misma gente es la que llega a una librería pidiendo una secuela de "El diario de Anna Frank", escrita por la misma autora, o pensando que Hitler era una actor americano judío. 4. Hay libreros que al salir de trabajar se merecen un abrazo, una copa, o las dos cosas algunos días. En definitiva, un libro divertido, aunque desconcertante, que en ocasiones hace que temas por el futuro de la humanidad, pero muy recomendable para pasar un buen rato, sobre todo si necesitáis que os hagan reir.
hace 9 años