En su juventud, Antonio Pérez Henares escribió centenares de poemas. Los amores y aun más los desamores los acababa pasando por el poema y en más de una ocasión, logró hacer del verso llave del corazón de las esquivas. Con la edad, ya se sabe, se va quedando uno seco de amores, desvaríos, ardores y hasta se desengaña uno de los desengaños. Y va dejando el verso.