Resumen

«La razón que me ha inducido a aceptar la invitación de la Escuela Técnica Federal a pronunciar esta conferencia sobre Einstein [en el centenario de su nacimiento] es la siguiente» se justifica el gran dramaturgo suizo Friedrich Dürrenmatt: «las matemáticas, las ciencias naturales y la filosofía se hallan hoy en día tan profundamente imbricadas que hasta los profanos tienen que enfrentarse a este nudo gordiano. Pues abandonar a los físicos, matemáticos y filósofos a sí mismos supone relegarlos definitivamente a los ghettos de sus especialidades, donde, desamparados e inadvertidos, quedarán a merced de las incursiones de los tecnócratas e ideólogos, incursiones que siempre han existido y seguirán existiendo.» Para mejor extraer substancia al pensamiento del maestro, Dürrenmatt recurre a la parábola de una imaginaria partida de ajedrez entre él y Albert Einstein, arbitrada por el Dios del filósofo Spinoza -que también fue el del físico y lo es del dramaturgo-, en la que «tanto él como yo estemos sometidos a las mismas reglas del juego, las de la razón» aunque la partida sea «sin duda desigual, pero inteligente». Las sugerencias acerca de nuestra actual visión del mundo, que trae a nuestra mente esta partida extraordinaria, son tales y de tan incalculable alcance que, de entrada, podríamos sentirnos algo aturdidos ; no obstante, las palabras de Dürrenmatt son sencillas, como lo fueron también las de Einstein y como acostumbran a serlo todas aquellas que expresan ideas claras, por complejas que sean.